10 años de un Sindicato Diferente. ¿Somos de fiar?
10 años cumpliendo con las normas, 10 años pagando religiosamente, 10 años llenando las arcas de los bancos, pero no somos de fiar ¿Por qué?
Esta es la historia de un Sindicato que decidió obedecer a la ciudadanía. Que nació para y por las personas trabajadoras, por tanto, no es de fiar. Somos Sindicalistas.
La historia comienza en octubre de 2014 cuando compañeras y compañeros, en su “ignorancia”, decidieron crear un sindicato que cumpliera con los parámetros que llevaban pidiendo durante años la ciudadanía y, por ende, los trabajadores. A saber,
“Asamblearios”. ¿Quiénes mejor que las empleadas y empleados de una empresa para decidir sobre su futuro? ¿Van a venir “otros” a negociar por mí? Así que, se consensuó que las secciones sindicales, tengan el derecho a decidir en asamblea junto con las personas afiliadas. Es decir, a proponer medidas, dentro de las empresas, sin que viniesen, agentes externos, a “pastelear” y a acordar, sin tener ni idea de lo que ocurre en ese ecosistema.
“Sin liberados”. Trabajar diariamente en nuestras empresas, es estar al pie del cañón. Esto, hace que no nos olvidemos de dónde venimos, los problemas reales de los compañeros y las compañeras y lo más importante, porqué y para quién trabajamos. Y no es precisamente para el sindicato…
“Sin subvenciones”. No nos pagan, no nos mandan. No hay nada peor que un sindicato que tiene que decidir medidas, con miedo a perder la subvención del gobierno de turno y de la empresa de turno. Así que decidieron sostenerse, única y exclusivamente, de las cuotas de sus afiliados.
Es complicado, ¡Muy difícil! Tienes que sacar tiempo personal para cumplir con tu trabajo sindical. Abrir el sindicato, llevar las cuestiones administrativas y las económicas que eso conlleva, atender afiliados y personas trabajadoras que solicitan información y consultas, acudir a reuniones, elecciones o, también, hacer escritos y denuncias para las secciones sindicales… es duro, pero es lo que hay que hacer. Todo eso con tiempo personal, es decir, no remunerado.
En el momento que uno se libera, acaba el trabajo para los trabajadores y se empieza a trabajar para un sindicato y, por tanto, se acaba obedeciendo al sindicato por encima de las decisiones que tomen los compañeros y las compañeras.
La cuestión de las subvenciones es aún más complicada, ya que nos hace competir en condiciones muy inferiores a los demás sindicatos. Millones de euros y edificios recibidos en prebendas, repartidos entre sindicatos “de clase”, hacen que algunos sindicatos no tengan que esforzarse por hacer las cosas bien, van a tener dinero de todas maneras… Pero Somos Sindicalistas, o lo hace bien o desaparece. Sin un trabajo bien hecho, no hay afiliados. Sin afiliados, no hay cuotas. Sin cuotas, no hay sindicato.
Pero parece ser que lo hemos hecho bien. El 6 de diciembre de 2014 se aceptaron los Estatutos en el Ministerio y 10 años después tenemos secciones sindicales en Euskadi, Galicia. Catalunya, Región de Murcia, Comunidad Valenciana, Andalucía, Castilla la Mancha o Madrid. Abogados en todas y locales en Murcia y Madrid. 10 años donde hemos crecido exponencialmente y por qué no decirlo, económicamente también.
Pero da igual, no somos de fiar.
En junio de 2024 cumplía el contrato de alquiler que teníamos en la C/ José Paulete de Madrid. Debido a nuestra buena situación económica, se decidió no volver a alquilar y comprar un local que fuese la Sede Estatal de Somos Sindicalistas. Un sitio nuestro, de todos. Un local de referencia para afiliados, simpatizantes y amigos. Un lugar para cursos, asambleas y charlas que además pudiera prestarse a asociaciones vecinales y sociales y ONG,s.
Así que buscamos local, encontramos uno adaptado a nuestras necesidades y nos fuimos al banco. Banco con el que llevamos trabajando desde el comienzo del sindicato. Banco que conoce nuestros pagos e ingresos y nuestro saldo neto. Y fuimos y preguntamos y nos dijeron que sí que, sin problemas, que iba a ser un mero trámite porque el local no era caro, porque íbamos a dar una buena entrada y porque nos quedaba de hipoteca, menos de la mitad de lo que llevamos pagando de alquiler en ese mismo banco. Cuota que pagamos religiosamente, cuota que conocen de sobra y, “es un mero trámite”. Pues damos una señal, como se hace habitualmente. Y nuestro banco, como no puede ser de otra manera, nos pide una documentación y se la damos, “no va a haber problemas, es un mero trámite”. Y pagamos la segunda señal, porque “sin problemas”. Y largas y largas y “necesitamos contestación, que se nos acaba el contrato y nos quedamos sin Sede” y “no hay problemas, pero está tardando un poco”. Al final, nos envían la hipoteca a “riesgos” y nos la deniegan, perdiendo el dinero que habíamos dado a los dueños del local. Dinero de los afiliados y las afiliadas.
No porque no tengamos ahorros suficientes, que de sobra. No porque tengamos una ratio de endeudamiento elevado, no tenemos ni hemos tenido ningún préstamo, así que tampoco tenemos un mal historial crediticio. Nuestra estabilidad económica está suficientemente contrastada en los 10 años que llevamos con ellos, subiendo nuestro saldo neto anualmente. La cantidad solicitada era irrisoria para lo que se suele pedir, mucho menos de 100.000€ y nuestro número de afiliados sube anualmente… No, el problema no es ese, es que NO TENEMOS SUBVENCIONES. Y, si mañana todos los afiliados se nos dan de baja, no podemos pagar. TODOS, así, de repente. “Ea, vamos a darnos de baja en una decisión colectiva de todos los afiliados en el Estado español”. ¡Y se quedan tan anchos!
Es gracioso porque, si una tienda de zapatos deja de vender zapatos y cierra, no puede pagar. Pero les dan hipotecas para su local. Si un bar deja de tener clientes, cierra y no puede pagar. Pero les dan hipotecas para sus locales incluso antes de abrir. Si quiero montar un gym, me dan hipoteca. Una clínica dental, heladería, tienda de ordenadores, móviles, hasta de alcaparras… ellos pueden dejar de pagar si les va mal y les conceden préstamos e hipotecas. Pero nosotros, que estamos pagando, que tenemos “pasta”, no somos de fiar porque no tenemos subvenciones. Si tuviéramos subvenciones, sería otra cosa. Por eso, estos sindicatos “de clase” sí tienen préstamos, da igual, lo pagamos nosotros de nuestros impuestos. Pero no se te ocurra salirte del redil. No se te ocurra obedecer a la ciudadanía. No dejes mal a los de siempre, no demuestres que se puede mantener un sindicato sin subvenciones, porque ya nos encargaremos otros de que no crezcas, de invisibilizarte, de ponértelo difícil.
Nos da igual, aquí seguimos. En un local alquilado. Más grande y mejor ubicado, en la C/ Puerto de Galapagar. En un barrio obrero, Villa de Vallecas, como tiene que ser. Donde un sindicato debe estar, con la ciudadanía en general.
Parece ser que no somos de fiar para los bancos porque no somos como los demás sindicatos ¿A quién se le ocurre no tener liberados y rechazar las subvenciones?
No nos importa, mientras seamos de fiar para nuestros vecinos, nuestros compañeros y compañeras, nuestros afiliados… ¡Qué Demonios! LOS NUESTROS a secas, seguiremos siendo Somos Sindicalistas.
Por cierto, el banco es Cajamar.
Para cualquier consulta o asesoramiento legal, no dudes en contactar con Somos Sindicalistas. Estamos aquí para ayudarte.
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Si estás cansada de lo de siempre. Si piensas que la unión hace la fuerza. Si quieres disponer de un abogado siempre que se vulneren tus derechos laborales o siempre que necesites asesoramiento simplemente. Si quieres que te formemos sin pedir subvenciones, por acuerdo con las empresas y sin pagar nada más. Si cuando necesites ayuda, quieres poder hablar con un compañero o compañera que conoce y ha vivido lo mismo que tu, que trabaja todos los días, que no se libera para trabajar para el sindicato, sino que trabaja diariamente y no olvida de dónde viene.
En resumen, si por fin un sindicato piensa como tú, no lo dudes la afiliación de trabajadores hace la fuerza.