En septiembre de 2018 nos llegó la resolución de la Inspección de Trabajo que obligaba a la empresa ISDEFE a hacerse cargo del seguimiento de la salud de una lista de trabajadores potencialmente expuestos a amianto durante el desempeño de sus funciones. También en este tiempo se ha realizado una auditoría que arrojó más luz acerca de los materiales y equipos con contenido de amianto que había en el centro de trabajo, así como un plan de desimantado específico y un protocolo de actuación para estos casos, que sigue activo, vivo y cambiante en función de los nuevos hallazgos. Fue un gran logro, muy trabajado, y muy sufrido.
Ahora ha llegado otra gran noticia, que también ha sido muy peleada por la familia de nuestro compañero Alberto, fallecido en noviembre de 2016 por cáncer de pulmón, y que sospechábamos que estaba relacionado con la exposición a amianto. El Equipo de Valoración de Incapacidades del INSS ha determinado la contingencia de su muerte como enfermedad profesional. Da por probado por lo tanto que la exposición al amianto fue la causa de la enfermedad que finalmente terminó con su vida.
Tras las acusaciones vertidas hacia los trabajadores tildándoles de exagerados y ventajistas, incluso de ser ellos mismos los que habían colocado las muestras de amianto en algunos equipos, nos sentimos sumamente satisfechos por esta resolución. Porque se ha demostrado que teníamos razón, que era una cuestión de justicia, y que debía haber una reparación por tantos años de mentiras y ocultismo.
La noticia se ha recibido como una gran alegría, y también con pena, rabia, y preocupación. Pena porque echamos mucho de menos a nuestro amigo y compañero, rabia porque la empresa (ISDEFE ahora, INSA antes de 2012) no haya reaccionado antes con mayor diligencia ante una problemática tan grave. Y preocupación por la falta de una apuesta clara y determinante por la vigilancia de la salud de los trabajadores y trabajadoras de este centro de trabajo, que aun teniendo decenas de pruebas de la presencia de amianto en las instalaciones y la más que evidente exposición, sigue sin establecer protocolos y guías claras que faciliten las pruebas médicas necesarias, con la cadencia y operatividad requerida, y sin incluir a todo el personal que haya podido estar potencialmente expuesto, esgrimiendo excusas que hace mucho tiempo que dejaron de tener ningún fundamento.
Son días de recuerdo, de lucha, y de celebrar un hecho histórico en este centro de trabajo, en el que se conocía desde hace décadas la existencia de MCA en las instalaciones y que por negligencia, dejadez o el motivo que fuera, se ha permitido que decenas de trabajadores se expusieran a un material tan peligroso como el amianto, y lo hicieran sin protección.
Desde aquí le trasladamos nuestro cariño y la enhorabuena a la familia por haber conseguido que se haga por fin justicia por la muerte de Alberto.
Seguimos…