El calendario, implacable, nos trae un nuevo 8M, Día Internacional de la Mujer y, como en ocasiones anteriores, nos encuentra con una interminable relación de reivindicaciones. Además, 2023 es año electoral y ello nos lleva a reclamar en primer lugar, la necesidad de aunar fuerzas frente a quienes, sin ocultarlo, anuncian modificaciones en las leyes con el objetivo de limitar -incluso retroceder- derechos tan costosamente conseguidos.
Se han escrito ríos de tinta sobre las leyes “Del Sí es Sí” y “Trans”, sin contribuir a desenmarañar la confusión que intencionadamente se produce a su sombra, con la clara intención de evitar que se hable de lo realmente importante, su contenido, la evitación de la revictimización de las mujeres en la denuncia y el proceso judicial y el reconocimiento de los derechos a hacer coincidir tu género legal con el sentido. Con lo que las personas que precisan acogerse a la ley no tienen que mantener el sentimiento de estar encerradas en un cuerpo que les resulta ajeno. Pero, lógicamente, la incorporación de estas leyes al cuerpo legal de nuestro país encuentra la oposición de quienes están ya preparando su derogación futura; y, además, con la división en los partidos que las impulsaron… ¿Es o no necesario apelar a la unidad? Es imprescindible.
Pero hay más para reflexionar sobre aspectos que condicionan nuestro día a día y que se deciden en las urnas. Como la subida del SMI, condición sine qua non para la igualdad. De sobra es conocida la distancia en los salarios entre ambos sexos. El problema es que la ley de Igualdad de 2007 sigue siendo más un requisito formal, que una realidad en la cotidianeidad laboral y social. Tiene a su favor que ha conseguido estar presente en la agenda política, lo que se refleja también en los medios de comunicación y puede comprobarse en redes sociales; por lo menos está vivo el debate y eso es positivo en sí mismo, enriquecedor. La “Igualdad” respecto de la discapacidad está también en la palestra, pero insuficientemente implantada.
La educación es una asignatura pendiente y lamentablemente se está constatando. Vemos cómo la población más joven tiende a un cierto negacionismo con respecto a cuestiones como la violencia de género. Normalizando conductas machistas de control y dominación, sin considerar siquiera que lo sean. ¿Qué estamos haciendo mal como sociedad si este es el resultado de impulsar leyes que promueven la igualdad de trato y oportunidades en hombres y mujeres? El modelo educativo también se elige en las urnas. Por eso no podemos relajarnos, muy al contrario, es necesario que detectemos y pongamos en evidencia los mensajes premeditadamente confusos que encierran limitaciones de derechos.
La subida de las pensiones, pensiones que siguen siendo más bajas entre las mujeres en relación con los hombres. El desmantelamiento de la sanidad pública, de las más feminizadas de Europa. Cuestiones primordiales que deben combatirse en las urnas, eligiendo cuidadosamente, para evitar ir perdiendo día a día los derechos adquiridos tras tantos años y décadas de lucha obrera.
Por esto y mucho más, la llamada a la unidad es una obligación para organizaciones que, como Somos Sindicalistas, con una Ejecutiva paritaria y una mayoría de mujeres en su Portavocía, pulsamos cada día en el trabajo, en la calle o en nuestros hogares. Insistimos, las elecciones las deciden en gran parte quienes unas veces votan derecha y otras izquierda, así que es imprescindible que nos movilicemos para trasladar a las urnas la fuerza de la clase trabajadora, con propuestas que ayuden a las personas a vivir dignamente, a tener una sanidad pública de calidad, a vivir, estudiar y trabajar en ambientes igualitarios y seguros.
Buscas una asesoría jurídica y laboral que mire por ti en primer lugar, haz click en el siguiente enlace para poder informarte de nuestros servicios de asesoría jurídica:
Si estás cansada de lo de siempre. Si piensas que la unión hace la fuerza. Si quieres disponer de un abogado siempre que se vulneren tus derechos laborales o siempre que necesites asesoramiento simplemente. Si quieres que te formemos sin pedir subvenciones, por acuerdo con las empresas y sin pagar nada más. Si cuando necesites ayuda, quieres poder hablar con un compañero o compañera que conoce y ha vivido lo mismo que tu, que trabaja todos los días, que no se libera para trabajar para el sindicato, sino que trabaja diariamente y no olvida de dónde viene.
En resumen, si por fin un sindicato piensa como tú, no lo dudes la afiliación de trabajadores hace la fuerza.